viernes, 2 de noviembre de 2007

Alcoholismo en la adolescencia

¿Qué es el alcoholismo?
El alcoholismo es una enfermedad crónica y progresiva que deriva de la ingestión excesiva y no controlada de alcohol, el cual se encuentra en todas las bebidas alcohólicas en mayor o menor grado. Esta enfermedad se caracteriza por una dependencia hacia el alcohol, que se ve en dos síntomas:
La incapacidad de detenerse en la ingestión de alcohol.
La imposibilidad de abstenerse del alcohol
Tiene muchos efectos físicos y psicológicos que hacen que la persona cambie su comportamiento, lo cual veremos en otros puntos, y esto tiene que ver con factores personales y hereditarios.
El alcoholismo es complejo y se desarrolla con el tiempo. Para ello tiene que ver la disponibilidad de la bebida en las actividades que se realizan.
Poco a poco, el alcohol se convierte en una droga para la persona que bebe, que sirve para cambiar el estado de ánimo, más que una bebida que se toma como parte de una costumbre social, ya que se suele empezar a consumir con otras personas.
En un principio, la persona muestra mucha tolerancia al alcohol, en algunas ocasiones parece que no le afectara. Pero luego el bebedor empieza a tomar a pesar de sí mismo, y el embriagarse se vuelve lo más importante, hasta que la persona pierde el control sobre la bebida y no sabe cuánto va a tomar. Es aquí donde el alcohol es ya una adicción y la persona siente que no puede dejar de beber, esta adicción es el alcoholismo.
Efectos del alcohol
2.1 Evolución del alcohol en la historia
Desde los orígenes de la humanidad los hombres han observado que un jugo de frutas azucarado expuesto al aire libre durante algunos días se convertía en un brebaje que tenía propiedades muy especiales. Seguramente debido a estas propiedades, y a los misterios de la fermentación, se tendió a usar está “mágica bebida” con fines místicos o sagrados. Podemos citar como ejemplo la conversión del vino en sangre en la misa católica.
Su uso excesivo provocaba embriaguez o borrachera, desde entonces fue considerado como vicio, pecado, asociado a la locura, a la degeneración, a la violencia.
Las bebidas fermentadas o alcohólicas, a lo largo de la historia, han sido objeto de glorificación y maldiciones a la vez. En la Biblia, sobre todo en el Antiguo Testamento, se hace referencia cerca de quinientas veces al vino, ya sea para elogiarlo, o, por el contrario, para poner en guardia a los hombres contra “su maleficio”.
A mediados del siglo XIX el médico sueco Magnus Huss usó el término alcoholismo para designar al todo el conjunto de enfermedades cuya causa era el alcohol. La terminación en "-ismo" presentaba la ventaja de que no poseía ya esa carga afectiva que hasta entonces había condenado a los borrachos. Por esa época aparecen numerosos trabajos clínicos que describían las consecuencias tóxicas del alcoholismo, y algunos aspectos sociológicos del alcohol, como ya comentaremos más adelante.
Recientemente, en 1940-1950 se comienza a ver el alcoholismo como una enfermedad, realizándose campañas de salud destinadas a la prevención y a la cura, gracias a las investigaciones de varios científicos y de la Escuela Americana.
2.2 Efectos generales
El bebedor, siempre que llegue a una embriaguez moderada, y no a un estado de peor estado, como el coma etílico; pasa por tres fases:
Una primera caracterizada por el levantamiento o aflojamiento de represiones, lo cual provoca una sensación de euforia o alegría, locuacidad y desparpajo.
luego, un estado depresivo o de tristeza.
y, finalmente, tras la borrachera, la "resaca", un malestar generalizado, en lo físico y en lo anímico, del cual los bebedores suelen salir recurriendo nuevamente al alcohol.
El alcoholismo en sus características generales es semejante a otras adicciones a drogas, por lo tanto, hay muchos autores que dicen que el alcohol se puede incluir entre las drogas; unos entre las blandas, tabaco, marihuana... y otros entre las llamadas drogas duras: heroína, cocaína...
Distintos autores dicen que se puede comparar la bebida alcohólica con la leche como medio por el cual se calmaran angustias o ansiedades infantiles, como suministro que asegurara la presencia de quien ejerciera la función materna de cuidado y alimentación.
El intento de beber se puede orientar a llenar un vacío, en un movimiento impulsivo que urge la incorporación del líquido en grandes cantidades.
El dolor psíquico, intolerable, exigiría en estos sujetos el intento de su cancelación. En muchos casos el alcohólico almacena botellas, en previsión de la irrupción del estado depresivo o de profunda tristeza que no puede procesar por sus propios medios. Esta es otra de las razones por las que se dice que el alcohol es como una droga
En cuanto a los efectos estimulantes o excitantes de las bebidas alcohólicas, si bien se encuentran incluidas entre las drogas depresoras, se debe a que por su influencia sobre el sistema nervioso se produce la depresión de los centros nerviosos superiores y, consecuentemente, la liberación de los centros inferiores gobernados por los superiores.
2.3 Efectos del alcoholismo en el adolescente
La mayoría de los adolescentes han consumido alcohol por lo menos una vez en su vida y, quizá, haya tomado de más en alguna ocasión.
Esto puede ser normal, pues el que un adolescente tome bebidas alcohólicas son caracteres típicos de su edad, al igual que lo son los conflictos generacionales, la confrontación de ideas y actitudes, y todo lo típico de esa edad.
Pero cuando el joven lo hace con frecuencia y sin medida, y su vida se ve afectada en términos de su desempeño y calidad, entonces el muchacho ya es un alcohólico.
Las características de un alcohólico adolescente, además de todas las comunes a todas las personas, son:
Rápida baja en las calificaciones.
Altibajos emocionales.
Separación notoria de las actividades familiares o de sus quehaceres.
Cambio negativo en su higiene y aspecto personal.
Deseo de aislamiento.
Actividad defensiva y una tendencia a responder agresivamente a la menor provocación.
La lista podría ser interminable, por lo que es recomendable que los padres estén alerta y agreguen mucho sentido común y suspicacia para saber detectar un comportamiento anormal de una rebeldía juvenil.
2.4 Efectos en el organismo
Debido a su total y rápida absorción, el alcohol ingerido es incorporado al torrente sanguíneo que baña cada célula del organismo. Por esta razón no hay órgano que escape a su acción destructiva.
Acción Sobre el Estómago
Una vez ingerida la bebida alcohólica la mucosa gástrica absorbe rápidamente gran parte del alcohol ingerido; casi todo es transformado en el hígado y el resto es eliminado con la orina y el aire expirado. Produce una acción cáustica e irritante sobre la mucosa del estomago que aumenta la producción de mucus y de ácido clorhídrico, perturbando de este modo la función digestiva gasta producir una gastritis crónica. Este aumento de secreción del estomago puede favorecer la aparición de úlceras gástricas y duodenales.
Acción Sobre el Hígado
La ingestión de bebidas alcohólicas puede ocasionar con el tiempo una grave afección hepática llamada cirrosis, cuya evolución es lenta pero fatal. El apetito está disminuido, el sujeto queda satisfecho con solo beber, no consumiendo la cantidad indispensable de alimentos; de este modo se produce la "Avitaminosis" y otras carencias nutritivas que disminuyen la capacidad antitóxica del hígado, el cual se ve seriamente dañado por el alcohol, llegando a desarrollar la cirrosis hepática de tan grave pronóstico.
Sobre el páncreas
El alcohol irrita una mucosa que está situada en el duodeno, en donde desemboca el conducto excretor del páncreas, perturbando así el libre flujo del jugo pancreático. Por este mecanismo asociado a otros factores puede producirse gravísimas afecciones, muchas veces fatales, llamadas pancreatitis aguda o pancreatitis crónica con brotes agudos.
Sobre el Aparato Reproductor
El alcohol lesiona las células germinativas que intervienen en la descendencia, los espermatozoides y los óvulos, siendo causa de infertilidad y pérdida de la potencia sexual en una mínima parte de los casos.
Sobre el Sistema Nervioso Central
Es justamente en el sistema nervioso central donde ejerce el alcohol sus acciones más nocivas. El alcohol deprime las funciones cerebrales, comenzando por las más elevadas como la autocrítica y el autocontrol, siguiendo con la ideación y coordinación motriz, para terminar con las más simples o vegetativas como la respiración y la circulación.
Formas de alcoholismo
3.1 Tipos de alcoholismo
Existen dos formas de alcoholismo: El alcoholismo Agudo y el Alcoholismo Crónico.
ALCOHOLISMO CRÓNICO: Se produce por el consumo habitual de moderadas dosis de alcohol. El alcohólico presenta trastorno del carácter (desconfianza, irritabilidad, con periodos depresivos que pueden llevarlo al suicidio en algunos casos extremos). Todos los órganos resultan afectados, sobre todo el sistema nervioso. Temblor en las manos, alteraciones digestivas que pueden derivar al cáncer, etc. Puede llegar al delirium tremens que lo conduce a la muerte, aunque no sea muy habitual.
ALCOHOLISMO AGUDO: Llamado también embriaguez o ebriedad, es transitorio. Consiste en una crisis pasajera que va desde la euforia (bebida alegre) a la tristeza (bebida triste) hasta la perdida de la razón, marcha titubeante mareos, náuseas y vómitos.
3.2 Clases de bebedores
Hay distintas clases de bebedores, los podríamos clasificar en cuatro clases diferentes ente ellas:
Bebedor Moderado: Ingestión habitual de diversas bebidas alcohólicas inferior a los 3/4 litros por día.
Bebedor Habitual: Toda su vida social se centra en el alcohol. no consumen por gusto, sino porque le aporta una sensación aparente de seguridad, valor o placer. Al comienzo, la ingesta es circunstancial, y puede dejar de beber. Con el tiempo, se establece el hábito.
Bebedor Excesivo: Bebe mas de 1 litro de vino, o su equivalente, por día, y presenta más de una embriaguez por mes. No obstante, aun puede controlar el consumo, aunque difícilmente.
Alcohólico: Se caracteriza por depender del alcohol, tanto física como psíquicamente, y la incapacidad de detenerse o abstenerse.
II: Consumo de alcohol
en la adolescencia
¿Por qué beben los adolescentes?
Para los adolescentes el alcohol es como un "quitapenas" que permitirían esquivar los límites que la realidad impone y acceder a un mundo que ofrecería mejores condiciones de sensación.
La adolescencia es un momento particularmente vulnerable en la vida de una persona, por ser un momento de "transición" entre la pérdida de los padres como educadores principales y la búsqueda o el encuentro de otras nuevas figuras, deseos y sensaciones. A todo esto también se suma el enfrentamiento con un mundo que cada vez se les va haciendo más complejo.
Existe además un verdadero "bombardeo" de la publicidad dirigida hacia los adolescentes, apetecible para el mercado; basta ver como ejemplo al respecto, las publicidades de cerveza destinadas a jóvenes y el "encuentro" entre ellos si se la consume juntos.
Los adolescentes también afrontan en esta etapa el erotismo, los encuentros sexuales... que los atemoriza, pero en silencio. En diferentes pueblos y culturas, encontramos ceremonias y rituales de iniciación como forma de marcar en lo simbólico este pasaje de la niñez al "mundo adulto", en muchos casos como marcas en lo real y en todos poniendo en juego cuerpo expuesto al sufrimiento y a la muerte.
Ahora bien, ¿qué sucede en una sociedad en la que se ha perdido el rito de iniciación de los actos simbólicos que marcan esta salida de la niñez y la entrada a la adultez como son todas las sociedades modernas del primer mundo?
Es posible que en nuestra cultura actual, el alcohol juegue algún papel en este sentido para los adolescentes en tanto "se es grande" por estar "tomando alcohol" o por estar borracho. Por otra parte, el alcohol "suelta la lengua" y "da ánimos" para "encarar" el juego de la seducción inicial.
El alcohol es una droga socialmente aceptada, como ya hemos dicho en otros puntos, y esta droga daría, desde la consideración de los jóvenes, la fuerza y el valor necesarios para los primeros encuentros sexuales tan deseados y tan temidos. Entonces, se arman de un escenario: la discoteca, el monte o en cualquier parque o lugar donde hacer el denominado “botellón”, en el cual beber para así poder, a través de este acto, estar en un estado de embriaguez o borrachera, sentirse grandes y pensar que están haciendo cosas de personas adultas.
III. Lucha ANTIALCOHÓLICA
La lucha antialcohólica consiste principalmente en educar a la gente contra el abuso en la consumición de bebidas alcohólicas. Esta tarea se realiza mediante folletos, conferencias y clases alusivas al tema en el colegio, sobre todo a personas que están en la edad de inicio (14-15 años). La aplicación de impuestos, la limitación de la producción y la prohibición de despachar este tipo de bebida a los menores de edad son medios indirectos que tratan de reducir el consumo.
Las curas de desintoxicación alcohólica que se realizan en nuestro país se basan en un tratamiento médico social, del que se obtienen buenos resultados siempre que el alcohólico desee curar su toxicomanía. De esta manera, se rescatan individuos de esta droga y se reinsertan en la sociedad.
EL ALCOTEST: Una defensa en las rutas.
El alcohol es responsable de muchos accidentes de tránsito. Como una manera de prevención, se ha ideado el Alcotest, que es una prueba que sirve para determinar si un conductor a bebido alcohol y esta o no en condiciones de conducir. Básicamente consiste en hacer soplar una bolsa que contiene un compuesto químico llamado redox que reacciona ante el aliento con etanol. El nivel de alcohol en la sangre del conductor puede determinarse midiendo la magnitud del cambio de color. Últimamente los aparatos destinados a esto son electrónicos. El alcotest constituye una defensa contra la imprudencia de muchos conductores de vehículos y a probado su eficacia positivamente.
TRATAMIENTO
El principal propósito del tratamiento antialcohólico es el de enseñarle a los enfermos a enfrentar y solucionar sus problemas sin recurrir al alcohol. A favor de este objetivo tiene mucha importancia el abordaje de los problemas por los grupos de alcohólicos de ayuda mutua continua, de los que existen varios en nuestro país y donde personas que han pasado experiencias similares orientan y capacitan a enfermos en asistencia. Una de esas organizaciones es la de Alcohólicos Anónimos (A.A.) la cual es de gran ayuda para todas aquellas personas que necesiten ayuda para superar su alcoholismo.
INFLUENCIA DE LOS MEDIOS SOCIALES.
El uso de los medios masivos de comunicación social es determinante para la adquisición de diferentes productos nocivos para la salud, relacionando los productos con personajes televisivos.

http://html.rincondelvago.com/alcoholismo-en-la-adolescencia.html

Influencia de la familia sobre el consumo de drogas en los jóvenes

Diferentes investigaciones, realizadas en España para conocer los hábitos de la población juvenil en relación con las drogas, señalan que un elevado porcentaje de los adolescentes y jóvenes ha tenido contacto con estas sustancias, especialmente con el tabaco, alcohol y cannabis. Estos consumos son mayoritariamente ocasionales, se concentran en el fin de semana, son realizados en grupo y en espacios públicos. En cualquier caso, este tipo de prácticas por parte de los adolescentes se vinculan cada vez con mayor intensidad con problemas personales, familiares y sociales.
Por otra parte, un aspecto importante en relación con los consumos de drogas lo constituye el hecho de que cada vez participan de estas prácticas personas más jóvenes. Los resultados de diferentes encuestas ponen de manifiesto la existencia de dos fenómenos preocupantes, como son la progresiva reducción de las edades de inicio en el consumo y la generalización del contacto con las drogas.
Entre los posibles “factores de riesgo” o de “protección” que determinan el fenómeno del abuso de drogas, la familia juega un importante papel, ya que es un pilar fundamental en los adolescentes, no sólo porque conforma el espacio de socialización por excelencia, sino porque es aquí donde los adolescentes buscan las pautas fundamentales para orientarse en la vida. Desde el nacimiento hasta la adolescencia la familia es un ámbito privilegiado de formación de actitudes, habilidades y valores que permitirán que posteriormente el sujeto afronte una etapa vital decisiva, como es la adolescencia.
La influencia de la familia puede ser contemplada desde las siguientes vertientes:
Por una parte, el consumo de drogas en los padres puede propiciar el consumo de las mismas en los hijos, ya que los padres actúan como modelo de conducta para sus hijos. Además de esto, dicho consumo influye también de manera indirecta, incidiendo en las propias pautas de crianza y en las relaciones intrafamiliares, todo lo cual contribuye a crear entornos de mayor riesgo para el consumo por parte de los hijos.
Por otra parte, otro factor de riesgo se refiere al “manejo familiar”, que consiste en las distintas habilidades de los padres para controlar la conducta de los hijos, tales como la supervisión, el establecimiento de normas y límites, las habilidades para negociar con los hijos, etc. En este sentido, los estilos educativos juegan un papel importante (sobreprotección, autoritarismo, permisividad).
Por último, señalamos la existencia de problemas de relación en la familia y sus consecuencias en el clima familiar. La frecuencia de disputas y tensiones entre los padres, la frialdad en la relación y la falta de comunicación entre ellos, contribuyen a crear entornos de riesgo para los hijos. Por el contrario, los vínculos afectivos, el apego y la buena comunicación, son importantes factores de protección.
De acuerdo a la teoría, los objetivos del estudio son los siguientes:
Analizar la situación de consumo de drogas entre los adolescentes de 3º y 4º de Educación Secundaria Obligatoria de la provincia de Vizcaya.
Analizar la influencia del consumo de drogas legales por parte de los padres, en los hijos.
Analizar la relación entre conflicto marital y consumo de drogas en los hijos.
Este estudio se ha realizado en 19 Centros de ESO de la provincia de Vizcaya. Han participado un total de 130 díadas (familias) de hijos/as y sus madres.
De los 130 alumnos/as participantes, un 55,4% (n= 72) eran chicas y un 43,8% (n= 57) chicos. La edad media ha resultado de 14,6 (D.T.= 0,7) años, dentro de un recorrido de edades de entre 13 y 17 años, siendo los grupos más representativos los de 14 y 15 años (se ha observado un caso de trece años, 4 de 16 años y 6 de 17).
La información ha sido recogida a través de cuestionarios anónimos. Los cuestionarios son los siguientes:
• Cuestionario Demográfico (elaboración propia)
• Escala de Percepción de los hijos/as del conflicto interparental (CPIC, Grych, Seid y Fincham, 1992)
• Índice de Satisfacción matrimonial (Hudson, 1992)
• Inventario de Inestabilidad matrimonial (Fredman y Sherman, 1987)
• Inventario para hijos/as del comportamiento parental (Shaefer, 1965)
• Escala de Evaluación de Adaptabilidad y Cohesión familiar (FACES, versión española)
• Cuestionario sobre usos y consumos de drogas en la población adolescente (Ayuntamiento de Eibar, 2001; Elzo, 1996).

RESULTADOS Y CONCLUSIONES
En relación al primer objetivo , analizar el consumo de drogas por parte de los adolescentes, observamos, por una parte, un alto porcentaje de no fumadores, un pequeño grupo de fumadores moderados que en ningún caso llega a fumar más de 6 cigarrillos al día, y un moderado grupo de adolescentes que realiza un consumo superior a los 6 cigarrillos al día bien entre semana o en fin de semana. En definitiva, la proporción de fumadores entre los adolescentes se halla acorde con la reflejada en estudios de prevalencia para ese grupo de edad, con un consumo moderado entre semana que se ve incrementado en cantidad los fines de semana.
Indicar en relación al consumo de tabaco , que en nuestro estudio el consumo de esta sustancia es más prevalente entre las chicas que entre los chicos y además fuman con mayor intensidad. Desde hace varios años las investigaciones confirman que las mujeres se han incorporado con fuerza al hábito de fumar, llegando a superar a los hombres.
En cuanto al consumo de alcohol casi uno de cada tres adolescentes refiere no haber bebido nunca alcohol y uno de cada cuatro haberlo hecho sólo en ocasiones especiales como navidades, fiestas, etc. Uno de cada diez dice beber de vez en cuando, dos de cada diez lo hace los fines de semana y sólo en un caso refiere beber todos los días. La edad de iniciación en el consumo de alcohol oscila entre los 11 y los 16 años, situándose la edad media en los 13,3 años. Este dato se ve reforzado por los aportados por las encuestas de Drogas dirigidas a población escolar realizadas en años anteriores, las cuales obtienen edades medias de inicio de consumo de 13,4 y 13,7.
Respecto al tipo de bebidas consumidas, resulta curioso apreciar que las más utilizadas son los licores y los combinados y no el kalimotxo o la cerveza como esperábamos.
En nuestro estudio la frecuencia de consumo de cannabis y otras drogas es mínima para la mayoría de los casos. La edad de iniciación en el consumo de cannabis oscila entre los 11 y los 16 años. Otras investigaciones realizadas en el País Vasco centran la edad de inicio en el consumo de esta droga hacia los 14-15 años.
Por último, en lo relacionado con el consumo de otras drogas, sobresale de forma alarmante la proporción de casos que han probado la cocaína, el speed y los hongos. En este sentido, en los últimos años, es posible hablar de un incremento significativo del consumo de todas las sustancias analizadas, especialmente en el caso de los alucinógenos y los derivados anfetamínicos.
Respecto al segundo objetivo, los datos apuntan en la dirección del modelado de las conductas de consumo. Si bien ha sorprendido el hecho de que el número de asociaciones significativas ha sido inferior al esperado, cabe resaltar que el consumo de tabaco por parte de la madre se asocia a una mayor frecuencia de consumo entre los adolescentes, dato confirmado en otras investigaciones. Por otra parte, se constata la influencia en el consumo de sustancias por parte de los hermanos. Algunos autores, de hecho, han observado que los hermanos mayores pueden influir en el consumo de drogas; cuando los hermanos mayores consumen drogas, los hermanos más pequeños perciben que estas sustancias y su consumo no están desaprobados.
Por último, en relación al tercer objetivo, cabe confirmar la hipótesis de nuestro estudio según la cual la presencia de conflicto entre los padres se asociaría a una mayor presencia de consumo de sustancias entre los hijos. Si bien cabe comentar que no es tanto el conflicto existente en sentido objetivo, como la percepción del hijo de las dinámicas familiares, lo que condiciona este consumo.
Otro factor de riesgo del consumo se hallaría en el tipo de relación que los hijos perciben de sus padres. En nuestra investigación, cuando los hijos perciben amor por parte del padre, y control por parte de la madre, el riesgo de ser consumidor de drogas es menor. Precisamente, parece que esta relación es la que ofrece un mayor efecto protector respecto al riesgo de ser consumidor.
Finalmente, la cohesión y adaptabilidad se muestran como factores protectores sobre la probabilidad de consumir sustancias. La cohesión ha sido definida como el vínculo emocional que los miembros de la familia tienen entre sí, y la adaptabilidad sería la habilidad de dicho sistema para cambiar.

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